Monday, 15 September 2008

Renacimiento

Antes de entrar en detalle sobre esta particularidad única de la enseñanza del Buda, es necesario diferenciar entre la reencarnación, (teoría que no acepta el budismo) y el renacimiento.

La reencarnación es una creencia aceptada en muchas religiones, tanto en oriente como en occidente, en la antigüedad, como en la actualidad. El hinduismo y el Jainismo, son los ejemplos más cercanos de religiones orientales que aceptan la trasmigración del alma. En occidente, algunas religiones paganas como la Wicca, el Druidismo o el chamanismo, aceptan también la trasmigración del “Ser”.

La reencarnación implica la creencia en un alma. Una sustancia espiritual perfecta y pura desde la creación, que se encuentra atrapada en un cuerpo y mente contaminados, y que sólo a través de la práctica espiritual podemos liberar de la cárcel del Samsara (existencia cíclica) a la que no pertenece. Así pues un mismo ser (alma) cambia de cuerpo y vida una y otra vez hasta alcanzar el conocimiento supremo que lo libera de la ilusión contaminada que lo atrapó en la existencia.

El budismo no acepta la existencia permanente de un alma. Para el budismo todo se origina dependientemente, nada existe por sí mismo, ni en sí mismo. Lo que continúa de vida en vida (cuerpo-mente muy sutil), se apoya en las leyes de causa y efecto, y no posee entidad alguna.

Un símil para ilustrar esta ley sería, el fluir de un río. Este depende de la fuerza del agua, del terreno que recorre, del clima y de un gran número de condiciones que hacen posible su existencia. Cada día el agua es diferente, así el curso del río puede variar dependiendo del clima y las diferentes condiciones. No podemos encontrar el alma o el río en sí mismo, pues como tal no existe, y por lo tanto no puede reencarnarse. El río fluye renovándose día a día, momento a momento, como nuestra propia existencia.

En el Madyamika.avatara de Chandrakirti se menciona:
“Nada existe por sí mismo,
Todos los fenómenos nacen, viven y mueren,
Momento a momento, como la llama de una vela”.

El renacimiento es por lo tanto el fluir del continuo mental muy sutil, impulsado por la fuerza del Karma que continúa de vida en vida. Esto es algo simular en la propia vida, el fluir del cuerpo-mente a lo largo de los años por causa y efecto. El bebé se transforma en niño, el niño en un joven, el joven en adulto y el adulto en anciano, el anciano muere y la consciencia muy sutil con una energía física muy sutil, continúan en el estado intermedio o Bardo (dimensión entre una y otra vida), hasta tomar un nuevo renacimiento.



El renacimiento por tanto es la continuidad de la mente muy sutil con las impresiones kármicas de nuestras acciones, que producirán una nueva existencia.
Los diferentes tipos de renacimientos son:
nacer del vientre de una madre
nacer de un huevo
nacer por la acción del calor
nacer milagrosamente o de forma espontánea

Según el budismo los seres sintientes podemos renacer en tres reinos de existencia condicionada:
el reino del deseo
el reino de la forma
el reino sin forma

El Reino del Deseo
Lo componen seis esferas de existencia que aparecen debido al karma y al deseo (Tanha, o deseo desordenado y engañoso), que alimenta los engaños raíces (ignorancia, codicia y malicia).
Los reinos inferiores surgen a partir de la maduración de las acciones dañinas realizadas con el cuerpo, la palabra y la mente. Estos son:
1. el reino animal
2. el reino de los espíritus ávidos o pretas
3. el reino del sufrimiento extremo o los infiernos

Los reinos superiores surgen a partir de la maduración de las acciones beneficiosas realizadas con el cuerpo, la palabra, y la mente. Estos son:
1. el reino humano
2. el reino de los asuras o semidioses
3. el reino de los devas o dioses.

El reino de la forma y el reino sin forma.
Estos reinos de existencia surgen de la maduración de acciones especiales o neutras. Por ejemplo: el karma de absorber las consciencias sensoriales en la consciencia mental durante los diferentes niveles del Samadhi (meditación de calma mental o concentración en un punto) producen el renacimiento en estos reinos. Los reinos sin forma son llamados así porque en ellos, el ser no posee un cuerpo material. En los reinos superiores se experimenta más felicidad temporal que en los reinos inferiores. Los dioses de larga vida por ejemplo, sólo experimentan sufrimientos en las últimas semanas de sus vidas; el resto del tiempo experimentan todo tipo de placeres sensoriales.

Ninguno de los reinos del Samsara es para siempre, se permanece en ellos mientras las condiciones internas y externas lo permitan. Cuando el karma que mantiene la vida en uno de los reinos se extingue, se produce la muerte, dando lugar así a un nuevo renacimiento. Podemos girar renaciendo en la rueda del Samsara de arriba abajo y de abajo arriba experimentando los difernmetes reinos una y otra vez. Lo importante es entender que ninguno de estos reinos proporciona una verdadera satisfacción o plenitud duraderas.

El objetivo del budismo es abandonar el Samsara y no renacer más en ninguno de sus reinos, obteniendo así la paz del Nirvana o felicidad verdadera, más allá de la existencia cíclica del Samsara.El Budismo Mahayana acepta el renacimiento voluntario de los Budas y los Bodhisatvas en la existencia cíclica, pero sólo motivados por la gran compasión.

“Con el propósito supremo de ayudar a los demás a encontrar la verdadera felicidad no permaneceré en el Nirvana, y renaceré una y otra vez hasta que ni un solo ser sintiente habite en la existencia contaminada del Samsara”. Generación de la Bodhichita

1 comment:

Flavius Soter said...

Este concepto de renacimiento confunde a muchas personas,pero constituye la diferencia básica entre el hinduismo y el budismo. Otro problema es que, en el fondo, muchas personas quisieran "reencarnar", como una manera de perpetuarse más allá de la muerte. Esto se debe a una negación esencial de lo que es Dukkha, el sufrimiento inherente a toda existencia.