Ya hemos visto en el apartado del Renacimiento que el budismo no contempla la existencia de una entidad o alma única e indivisible. La creencia en una personalidad permanente e independiente del cuerpo o la mente pertenece a las principales religiones teístas. El alma tras la muerte experimentará eternamente el cielo o el infierno o reencarnará en reinos de felicidad o dolor, en función de los pecados realizados bajo el libre albedrío.
Las diferentes religiones teístas no coinciden plenamente al explicar las cualidades del alma o la
naturaleza del ser. El budismo no acepta la existencia de una entidad que posea las siguientes tres características, que sí aceptan las principales religiones teístas:
1. Individual, una entidad única que no pertenece ni al cuerpo ni a la mente.
2. Eterna, que no cambia y es indestructible.
3. Independiente, que no surge ni depende de causas y condiciones para su existencia, ya que existe en sí misma.
En la Tradición budista, el “Ata” o alma es considerada no existente (Anatta), ya que no puede encontrarse ni percibirse bajo la luz de la consciencia lúcida: ni en el cuerpo, ni en la mente, ni el la unión de ambos, ni separado de ambos.
El cuerpo está constituído por los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire) mezclados entre sí. Todos ellos están formados por partículas impermanentes, cambiando momento a momento, surgiendo y cesando constantemente, producidos a su vez por causas sustanciales de su misma naturaleza material.
Si utilizamos los cuatro análisis mencionados anteriormente en base al cuerpo no podemos hallar una entidad con las características del alma. Asimismo la mente, de acuerdo a la enseñanza budista, es un fenómeno compuesto muy complejo y fugaz, formado de diferentes momentos mentales, que surgen y desaparecen constantemente debido a las diversas leyes de causa y efecto.
Cada unidad de consciencia tiene tres fases:
El surgimiento (uppada), el desarrollo (Thiti) y el cese o disolución (bhanga). Así pues la mente se transforma constantemente, cambia momento a momento bajo las leyes del orden mental (citta Niyama).
Bajo la luz de la consciencia lúcida, al igual que con el cuerpo, no podemos encontrar ningún estado mental, ni contenido mental alguno que posea las características de una entidad o alma. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que el Alma es una idea que no podemos hallar en la naturaleza.
Sin embargo, el budismo no niega la existencia del “yo”, lo cual sería el extremo del Nihilismo, pero tampoco afirma la auto existencia permanente del “yo”, que sería el otro extremo; el del eternalismo.
Monday, 15 September 2008
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1 comment:
Hola, muy buenos los textos y segui así. Me llamo Ramiro y practico el budismo de Nichiren Daishonin. También un pilar fundamental es el estudio (con la fe y la practica). Que estes bien
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