Ya hemos visto en el apartado del Renacimiento que el budismo no contempla la existencia de una entidad o alma única e indivisible. La creencia en una personalidad permanente e independiente del cuerpo o la mente pertenece a las principales religiones teístas. El alma tras la muerte experimentará eternamente el cielo o el infierno o reencarnará en reinos de felicidad o dolor, en función de los pecados realizados bajo el libre albedrío.
Las diferentes religiones teístas no coinciden plenamente al explicar las cualidades del alma o la
naturaleza del ser. El budismo no acepta la existencia de una entidad que posea las siguientes tres características, que sí aceptan las principales religiones teístas:
1. Individual, una entidad única que no pertenece ni al cuerpo ni a la mente.
2. Eterna, que no cambia y es indestructible.
3. Independiente, que no surge ni depende de causas y condiciones para su existencia, ya que existe en sí misma.
En la Tradición budista, el “Ata” o alma es considerada no existente (Anatta), ya que no puede encontrarse ni percibirse bajo la luz de la consciencia lúcida: ni en el cuerpo, ni en la mente, ni el la unión de ambos, ni separado de ambos.
El cuerpo está constituído por los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire) mezclados entre sí. Todos ellos están formados por partículas impermanentes, cambiando momento a momento, surgiendo y cesando constantemente, producidos a su vez por causas sustanciales de su misma naturaleza material.
Si utilizamos los cuatro análisis mencionados anteriormente en base al cuerpo no podemos hallar una entidad con las características del alma. Asimismo la mente, de acuerdo a la enseñanza budista, es un fenómeno compuesto muy complejo y fugaz, formado de diferentes momentos mentales, que surgen y desaparecen constantemente debido a las diversas leyes de causa y efecto.
Cada unidad de consciencia tiene tres fases:
El surgimiento (uppada), el desarrollo (Thiti) y el cese o disolución (bhanga). Así pues la mente se transforma constantemente, cambia momento a momento bajo las leyes del orden mental (citta Niyama).
Bajo la luz de la consciencia lúcida, al igual que con el cuerpo, no podemos encontrar ningún estado mental, ni contenido mental alguno que posea las características de una entidad o alma. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que el Alma es una idea que no podemos hallar en la naturaleza.
Sin embargo, el budismo no niega la existencia del “yo”, lo cual sería el extremo del Nihilismo, pero tampoco afirma la auto existencia permanente del “yo”, que sería el otro extremo; el del eternalismo.
Monday, 15 September 2008
Pattica Samuppada
La traducción literal de este concepto sería “Surgimiento Dependiente” u “Originación Interdependiente”. Estas enseñanzas tratan de explicar el proceso de causas y condiciones que hacen surgir la vida, la muerte y el renacimiento dentro de la exsistencia cíclica. También explican cómo, eliminando las causas del surgir dependiente, esta rueda de nacimientos y muertes sin libertad alguna puede detenerse y abandonarse por completo alcanzando así el Nirvana, o la extinción del sufrimiento. La enseñanza menciona a “Los doce vínculos de originación interdependientes” como causas del surgir y desaparecer de la rueda del Samsara.
LOS DOCE VINCULOS SON:
1. La Ignorancia (avijja). La ignorancia básica es causa raiz de los seis reinos de existencia. Se refiere a la aprehensión constante a un “yo” imaginario que concebimos como existente en sí mismo, con características propias, inherentes y permanentes. Este aferramiento al “Yo mismo” se extiende también a los fenómennos externos, produciendo así la apariencia de un mundo dual.
2. Las Actividades o Formaciones kármicas (Sankhara). En base a la ignorancia realizamos actos beneficiosos, dañinos o neutros que perpetúan la rueda de la existencia cíclica. Sin embargo, las acciones beneficiosas, aunque contaminadas por la ignorancia, son necesarias para el progreso espiritual.
3. La Consciencia (Viññana). Dependiendo de nuestras acciones surge la consciencia de existencia o nacimiento. Esta consciencia contiene nuestras impresiones kármicas.
4. El Nombre y la Forma (Nama Rupa). Simultáneamente a la consciencia del nacimiento en el momento de la concepción, surgen el cuerpo y los cuatro agregados mentales (mente, recognición, sensación y reacción).
5. Las seis Esferas de los Sentidos. En base al cuerpo y la mente surgen los seis órganos sensoriales y las seis consciencias sensoriales respectivamente.
6. El Contacto (Phasa). Debido a los seis sentidos y a sus consciencias, se produce el contacto con los seis tipos de objetos sensoriales.
7. La Sensación (Vedana). El contacto conduce a los tres tipos de sensaciones: agradables, desagradables y neutras, que surgen en base a los actos del pasado.
8. El Deseo (Tanha). En base a las tres clases de sensaciones, surgen los tres tipos de deseo: deseo de felicidad , deseo de no experimentar dolor y deseo de los agregados.
9. El Apego (Upadana). Debido al deseo surge el apego que nos impulsa a realizar nuevas acciones. Hay cuatro clases de Upadana: apego a los objetos sensoriales, apego a las ideas y visiones erróneas, apego a la conducta errónea y apego al Yo falso o autoexistente.
10. El Devenir (Bhava). Es el resultado de nuestras acciones dominadas por el apego (Karma). Hay cuatro clases de devenir: devenir del estado intermedio, devenir del nacimiento, de la vida, y el de la muerte.
11. El Nacimiento (Jati).El devenir nos impulsa al nacimiento.
12. La Vejez y la Muerte, dependiendo del nacimiento surgen la vejez y la muerte.
Así vemos cómo, dependiendo de la ignorancia, se origina la existencia en el Samsara, por lo tanto, la extinción de la ignorancia básica es el fin de la exisstencia condicionada y la entrada al Nirvana o felicidad no condicionada.
Por lo tanto:
El cese completo de la ignorancia nos conduce al cese de las actividades.
El cese de las actividades conduce al cese de la consciencia de nacimiento.
El cese de la consciencia de nacimiento nos conduce al cese del cuerpo y de la mente.
El cese del cuerpo y de la mente nos conduce al cese de las seis esferas de los sentidos.
El cese de las seis esferas de los sentidos nos conduce al cese del contacto.
El cese del contacto nos conduce al cese de las sensaciones.
El cese de las sensaciones nos conduce al cese del deseo.
El cese del deseo nos conduce al cese del apego.
El cese del apego nos conduce al cese del devenir.
El cese del devenir nos conduce al cese del nacimiento.
El cese del nacimiento nos conduce al cese de la vejez y la muerte.
LOS DOCE VINCULOS SON:
1. La Ignorancia (avijja). La ignorancia básica es causa raiz de los seis reinos de existencia. Se refiere a la aprehensión constante a un “yo” imaginario que concebimos como existente en sí mismo, con características propias, inherentes y permanentes. Este aferramiento al “Yo mismo” se extiende también a los fenómennos externos, produciendo así la apariencia de un mundo dual.
2. Las Actividades o Formaciones kármicas (Sankhara). En base a la ignorancia realizamos actos beneficiosos, dañinos o neutros que perpetúan la rueda de la existencia cíclica. Sin embargo, las acciones beneficiosas, aunque contaminadas por la ignorancia, son necesarias para el progreso espiritual.
3. La Consciencia (Viññana). Dependiendo de nuestras acciones surge la consciencia de existencia o nacimiento. Esta consciencia contiene nuestras impresiones kármicas.
4. El Nombre y la Forma (Nama Rupa). Simultáneamente a la consciencia del nacimiento en el momento de la concepción, surgen el cuerpo y los cuatro agregados mentales (mente, recognición, sensación y reacción).
5. Las seis Esferas de los Sentidos. En base al cuerpo y la mente surgen los seis órganos sensoriales y las seis consciencias sensoriales respectivamente.
6. El Contacto (Phasa). Debido a los seis sentidos y a sus consciencias, se produce el contacto con los seis tipos de objetos sensoriales.
7. La Sensación (Vedana). El contacto conduce a los tres tipos de sensaciones: agradables, desagradables y neutras, que surgen en base a los actos del pasado.
8. El Deseo (Tanha). En base a las tres clases de sensaciones, surgen los tres tipos de deseo: deseo de felicidad , deseo de no experimentar dolor y deseo de los agregados.
9. El Apego (Upadana). Debido al deseo surge el apego que nos impulsa a realizar nuevas acciones. Hay cuatro clases de Upadana: apego a los objetos sensoriales, apego a las ideas y visiones erróneas, apego a la conducta errónea y apego al Yo falso o autoexistente.
10. El Devenir (Bhava). Es el resultado de nuestras acciones dominadas por el apego (Karma). Hay cuatro clases de devenir: devenir del estado intermedio, devenir del nacimiento, de la vida, y el de la muerte.
11. El Nacimiento (Jati).El devenir nos impulsa al nacimiento.
12. La Vejez y la Muerte, dependiendo del nacimiento surgen la vejez y la muerte.
Así vemos cómo, dependiendo de la ignorancia, se origina la existencia en el Samsara, por lo tanto, la extinción de la ignorancia básica es el fin de la exisstencia condicionada y la entrada al Nirvana o felicidad no condicionada.
Por lo tanto:
El cese completo de la ignorancia nos conduce al cese de las actividades.
El cese de las actividades conduce al cese de la consciencia de nacimiento.
El cese de la consciencia de nacimiento nos conduce al cese del cuerpo y de la mente.
El cese del cuerpo y de la mente nos conduce al cese de las seis esferas de los sentidos.
El cese de las seis esferas de los sentidos nos conduce al cese del contacto.
El cese del contacto nos conduce al cese de las sensaciones.
El cese de las sensaciones nos conduce al cese del deseo.
El cese del deseo nos conduce al cese del apego.
El cese del apego nos conduce al cese del devenir.
El cese del devenir nos conduce al cese del nacimiento.
El cese del nacimiento nos conduce al cese de la vejez y la muerte.
Renacimiento
Antes de entrar en detalle sobre esta particularidad única de la enseñanza del Buda, es necesario diferenciar entre la reencarnación, (teoría que no acepta el budismo) y el renacimiento.
La reencarnación es una creencia aceptada en muchas religiones, tanto en oriente como en occidente, en la antigüedad, como en la actualidad. El hinduismo y el Jainismo, son los ejemplos más cercanos de religiones orientales que aceptan la trasmigración del alma. En occidente, algunas religiones paganas como la Wicca, el Druidismo o el chamanismo, aceptan también la trasmigración del “Ser”.
La reencarnación implica la creencia en un alma. Una sustancia espiritual perfecta y pura desde la creación, que se encuentra atrapada en un cuerpo y mente contaminados, y que sólo a través de la práctica espiritual podemos liberar de la cárcel del Samsara (existencia cíclica) a la que no pertenece. Así pues un mismo ser (alma) cambia de cuerpo y vida una y otra vez hasta alcanzar el conocimiento supremo que lo libera de la ilusión contaminada que lo atrapó en la existencia.
El budismo no acepta la existencia permanente de un alma. Para el budismo todo se origina dependientemente, nada existe por sí mismo, ni en sí mismo. Lo que continúa de vida en vida (cuerpo-mente muy sutil), se apoya en las leyes de causa y efecto, y no posee entidad alguna.
Un símil para ilustrar esta ley sería, el fluir de un río. Este depende de la fuerza del agua, del terreno que recorre, del clima y de un gran número de condiciones que hacen posible su existencia. Cada día el agua es diferente, así el curso del río puede variar dependiendo del clima y las diferentes condiciones. No podemos encontrar el alma o el río en sí mismo, pues como tal no existe, y por lo tanto no puede reencarnarse. El río fluye renovándose día a día, momento a momento, como nuestra propia existencia.
En el Madyamika.avatara de Chandrakirti se menciona:
“Nada existe por sí mismo,
Todos los fenómenos nacen, viven y mueren,
Momento a momento, como la llama de una vela”.
El renacimiento es por lo tanto el fluir del continuo mental muy sutil, impulsado por la fuerza del Karma que continúa de vida en vida. Esto es algo simular en la propia vida, el fluir del cuerpo-mente a lo largo de los años por causa y efecto. El bebé se transforma en niño, el niño en un joven, el joven en adulto y el adulto en anciano, el anciano muere y la consciencia muy sutil con una energía física muy sutil, continúan en el estado intermedio o Bardo (dimensión entre una y otra vida), hasta tomar un nuevo renacimiento.
El renacimiento por tanto es la continuidad de la mente muy sutil con las impresiones kármicas de nuestras acciones, que producirán una nueva existencia.
Los diferentes tipos de renacimientos son:
nacer del vientre de una madre
nacer de un huevo
nacer por la acción del calor
nacer milagrosamente o de forma espontánea
Según el budismo los seres sintientes podemos renacer en tres reinos de existencia condicionada:
el reino del deseo
el reino de la forma
el reino sin forma
El Reino del Deseo
Lo componen seis esferas de existencia que aparecen debido al karma y al deseo (Tanha, o deseo desordenado y engañoso), que alimenta los engaños raíces (ignorancia, codicia y malicia).
Los reinos inferiores surgen a partir de la maduración de las acciones dañinas realizadas con el cuerpo, la palabra y la mente. Estos son:
1. el reino animal
2. el reino de los espíritus ávidos o pretas
3. el reino del sufrimiento extremo o los infiernos
Los reinos superiores surgen a partir de la maduración de las acciones beneficiosas realizadas con el cuerpo, la palabra, y la mente. Estos son:
1. el reino humano
2. el reino de los asuras o semidioses
3. el reino de los devas o dioses.
El reino de la forma y el reino sin forma.
Estos reinos de existencia surgen de la maduración de acciones especiales o neutras. Por ejemplo: el karma de absorber las consciencias sensoriales en la consciencia mental durante los diferentes niveles del Samadhi (meditación de calma mental o concentración en un punto) producen el renacimiento en estos reinos. Los reinos sin forma son llamados así porque en ellos, el ser no posee un cuerpo material. En los reinos superiores se experimenta más felicidad temporal que en los reinos inferiores. Los dioses de larga vida por ejemplo, sólo experimentan sufrimientos en las últimas semanas de sus vidas; el resto del tiempo experimentan todo tipo de placeres sensoriales.
Ninguno de los reinos del Samsara es para siempre, se permanece en ellos mientras las condiciones internas y externas lo permitan. Cuando el karma que mantiene la vida en uno de los reinos se extingue, se produce la muerte, dando lugar así a un nuevo renacimiento. Podemos girar renaciendo en la rueda del Samsara de arriba abajo y de abajo arriba experimentando los difernmetes reinos una y otra vez. Lo importante es entender que ninguno de estos reinos proporciona una verdadera satisfacción o plenitud duraderas.
El objetivo del budismo es abandonar el Samsara y no renacer más en ninguno de sus reinos, obteniendo así la paz del Nirvana o felicidad verdadera, más allá de la existencia cíclica del Samsara.El Budismo Mahayana acepta el renacimiento voluntario de los Budas y los Bodhisatvas en la existencia cíclica, pero sólo motivados por la gran compasión.
“Con el propósito supremo de ayudar a los demás a encontrar la verdadera felicidad no permaneceré en el Nirvana, y renaceré una y otra vez hasta que ni un solo ser sintiente habite en la existencia contaminada del Samsara”. Generación de la Bodhichita
La reencarnación es una creencia aceptada en muchas religiones, tanto en oriente como en occidente, en la antigüedad, como en la actualidad. El hinduismo y el Jainismo, son los ejemplos más cercanos de religiones orientales que aceptan la trasmigración del alma. En occidente, algunas religiones paganas como la Wicca, el Druidismo o el chamanismo, aceptan también la trasmigración del “Ser”.
La reencarnación implica la creencia en un alma. Una sustancia espiritual perfecta y pura desde la creación, que se encuentra atrapada en un cuerpo y mente contaminados, y que sólo a través de la práctica espiritual podemos liberar de la cárcel del Samsara (existencia cíclica) a la que no pertenece. Así pues un mismo ser (alma) cambia de cuerpo y vida una y otra vez hasta alcanzar el conocimiento supremo que lo libera de la ilusión contaminada que lo atrapó en la existencia.
El budismo no acepta la existencia permanente de un alma. Para el budismo todo se origina dependientemente, nada existe por sí mismo, ni en sí mismo. Lo que continúa de vida en vida (cuerpo-mente muy sutil), se apoya en las leyes de causa y efecto, y no posee entidad alguna.
Un símil para ilustrar esta ley sería, el fluir de un río. Este depende de la fuerza del agua, del terreno que recorre, del clima y de un gran número de condiciones que hacen posible su existencia. Cada día el agua es diferente, así el curso del río puede variar dependiendo del clima y las diferentes condiciones. No podemos encontrar el alma o el río en sí mismo, pues como tal no existe, y por lo tanto no puede reencarnarse. El río fluye renovándose día a día, momento a momento, como nuestra propia existencia.
En el Madyamika.avatara de Chandrakirti se menciona:
“Nada existe por sí mismo,
Todos los fenómenos nacen, viven y mueren,
Momento a momento, como la llama de una vela”.
El renacimiento es por lo tanto el fluir del continuo mental muy sutil, impulsado por la fuerza del Karma que continúa de vida en vida. Esto es algo simular en la propia vida, el fluir del cuerpo-mente a lo largo de los años por causa y efecto. El bebé se transforma en niño, el niño en un joven, el joven en adulto y el adulto en anciano, el anciano muere y la consciencia muy sutil con una energía física muy sutil, continúan en el estado intermedio o Bardo (dimensión entre una y otra vida), hasta tomar un nuevo renacimiento.
El renacimiento por tanto es la continuidad de la mente muy sutil con las impresiones kármicas de nuestras acciones, que producirán una nueva existencia.
Los diferentes tipos de renacimientos son:
nacer del vientre de una madre
nacer de un huevo
nacer por la acción del calor
nacer milagrosamente o de forma espontánea
Según el budismo los seres sintientes podemos renacer en tres reinos de existencia condicionada:
el reino del deseo
el reino de la forma
el reino sin forma
El Reino del Deseo
Lo componen seis esferas de existencia que aparecen debido al karma y al deseo (Tanha, o deseo desordenado y engañoso), que alimenta los engaños raíces (ignorancia, codicia y malicia).
Los reinos inferiores surgen a partir de la maduración de las acciones dañinas realizadas con el cuerpo, la palabra y la mente. Estos son:
1. el reino animal
2. el reino de los espíritus ávidos o pretas
3. el reino del sufrimiento extremo o los infiernos
Los reinos superiores surgen a partir de la maduración de las acciones beneficiosas realizadas con el cuerpo, la palabra, y la mente. Estos son:
1. el reino humano
2. el reino de los asuras o semidioses
3. el reino de los devas o dioses.
El reino de la forma y el reino sin forma.
Estos reinos de existencia surgen de la maduración de acciones especiales o neutras. Por ejemplo: el karma de absorber las consciencias sensoriales en la consciencia mental durante los diferentes niveles del Samadhi (meditación de calma mental o concentración en un punto) producen el renacimiento en estos reinos. Los reinos sin forma son llamados así porque en ellos, el ser no posee un cuerpo material. En los reinos superiores se experimenta más felicidad temporal que en los reinos inferiores. Los dioses de larga vida por ejemplo, sólo experimentan sufrimientos en las últimas semanas de sus vidas; el resto del tiempo experimentan todo tipo de placeres sensoriales.
Ninguno de los reinos del Samsara es para siempre, se permanece en ellos mientras las condiciones internas y externas lo permitan. Cuando el karma que mantiene la vida en uno de los reinos se extingue, se produce la muerte, dando lugar así a un nuevo renacimiento. Podemos girar renaciendo en la rueda del Samsara de arriba abajo y de abajo arriba experimentando los difernmetes reinos una y otra vez. Lo importante es entender que ninguno de estos reinos proporciona una verdadera satisfacción o plenitud duraderas.
El objetivo del budismo es abandonar el Samsara y no renacer más en ninguno de sus reinos, obteniendo así la paz del Nirvana o felicidad verdadera, más allá de la existencia cíclica del Samsara.El Budismo Mahayana acepta el renacimiento voluntario de los Budas y los Bodhisatvas en la existencia cíclica, pero sólo motivados por la gran compasión.
“Con el propósito supremo de ayudar a los demás a encontrar la verdadera felicidad no permaneceré en el Nirvana, y renaceré una y otra vez hasta que ni un solo ser sintiente habite en la existencia contaminada del Samsara”. Generación de la Bodhichita
Karma
KARMA
Según la enseñanza del Buda, la existencia entera está sujeta a las leyes de causa y efecto. Los cinco órdenes de causa y efecto que operan en el universo se entremezclan mutuamente, produciendo la apariencia cambiante y activa de todo lo que existe. Tanto los fenómenos físicos como los mentales surgen debido a las leyes universales de causa y efecto.
Para el Budismo la casualidad o el azar no existen, todo responde a un orden natural de causa y efecto, nada es por suerte o porque sí. Tampoco cree que exista un dios omnipotente moviendo los hilos de la existencia. No acepta la existencia de un destino inamovible ya trazado. Para el budismo todo responde a las leyes universales de causa y efecto.
La experiencia personal de todos los seres sintientes se produce directamente por la ley del Karma, el primero y el más importante de los cinco órdenes activos que gobiernan la existencia. La ley del Karma es la que determina nuestra calidad de vida; condiciona toda nuestra experiencia. La felicidad o el sufrimiento que experimentamos se producen por la ley del Karma, ya que el Karma influye directamente nuestras vivencias.
Los cinco órdenes de causa y efecto son:
1-Karma Niyama (orden de la acción); acción, reacción
2-Utu Niyama ( orden físico); leyes de los elementos inorgánicos.
3-Bija Niyama (orden de semilla); relación semilla fruto, seres orgánicos, la genética.
4-Citta Niyama (orden mental); funcionamiento de las diferentes mentes y las conciencias
5-Dharma Niyama (orden natural); fenómenos naturales especiales producidos por seres realizados.
El primero es el orden de la acción. Esta ley está relacionada con los actos que realizamos a través del cuerpo, el habla o la mente. La ley del Karma es la que determina nuestra experiencia personal en la vida. Karma es traducido literalmente como "acción". Las acciones que realizamos dejan impresiones o huellas en nuestra consciencia (karma). Este karma condicionará nuestra experiencia personal, tanto interna como externamente.
El karma no es una ley moral dictada por un Dios creador, ni una ética perfecta inventada por Buda, el karma es una ley de la Naturaleza. Ningún ser nos castiga o recompensa por nuestras acciones, simplemente "recogemos lo que sembramos", ya sea con o sin conocimiento de ello.
Por ejemplo: si una persona planta semillas de trigo, surgirá un trigal y recogerá de nuevo semillas de trigo. No importa si esa persona sabe o no qué semillas está plantando; si siembra trigo, recogerá trigo, tal es la ley de la Naturaleza. En la ley del Karma (acción) no hay castigos ni recompensas, solo hay consecuencias.
El Dhammapada comienza con los siguientes versos gemelos:
1. "La existencia humana está dirigida por la mente,
Ella es predominante, y en ella todo se fundamenta,
Si uno habla o actúa con una mente malévola,
El sufrimiento le seguirá como la rueda sigue
las huellas del buey".
2. "La existencia humana está dirigida por la mente,
Ella es predominante, y en ella todo se fundamenta,
Si uno habla o actúa con una mente benevolente,
La felicidad le seguirá como la propia sombra,
que nunca nos abandona".
Detrás de cada acción física o verbal, hay un estado mental que impulsa nuestras acciones. Por lo tanto la mente es la impulsora de nuestros actos, y nuestros actos tendrán consecuencias beneficiosas o no en nuestra vida. Por eso, el budismo enfatiza el autoconocimiento y desarrollo de las cualidades beneficiosas de la mente. Porque de ella dependerá nuestra felicidad o sufrimiento.
Existen tres tipos de acciones o karmas.
1. acciones beneficiosas
2. acciones dañinas
3. acciones neutras
Las acciones beneficiosas son aquellas motivadas por mentes beneficiosas y que producen, como consecuencia, felicidad o satisfacción temporales.
Las acciones dañinas son aquellas motivadas por mentes dañinas y que producen, como consecuencia, sufrimiento o insatisfacción temporales.
Las acciones neutras son aquellas motivadas por mentes neutras; éstas como consecuencia no producirán ni satisfacción ni insatisfacción temporales.
Buda habló de las diez acciones no virtuosas, que producen sufrimiento, y por tanto deben ser abandonadas por la persona que busca la felicidad tanto temporal como permanente:
Acciones físicas
1. matar o quitar la vida a otro ser.
2. robar o tomar (sin consentimiento) lo que pertenece a otro.
3. conducta sexual desapropiada
Acciones verbales:
4. mentir
5. difamar o calumniar
6. palabras hirientes o insultos
7. charlatanería o hablar sin sentido
Acciones mentales:
8. el apego
9. el enfado
10.las ideas erróneas
Las diez acciones beneficiosas son las opuestas a las dañinas:
1. proteger la vida.
2. respetar la propiedad ajena (no robar)
3. conducta sexual saludable.
4. hablar desde la verdad.
5. abandonar la calumnia
6. palabras agradables y beneficiosas
7. hablar cosas útiles
8. desprendimiento
9. benevolencia
10.sabiduría
Para que una acción produzca su resultado kármico completo, se necesitan cuatro condiciones. Si faltara alguna de ellas, la acción no se completaría. Estas son:
1. la intención consciente de realizar la acción.
2. realizar la acción.
3. consumar la acción.
4. regocijarse por dicha acción.
De estas cuatro condiciones, la más importante es la intención consciente de querer realizar una acción.
Por ejemplo:
Un cirujano opera del corazón a un enfermo con la motivación de sanar su enfermedad y salvar su vida, pero el paciente, debido a alguna complicación imprevista, muere durante la intervención.
¿Ha creado este cirujano el karma de matar a un ser humano?
Debido a que no hay ni intención previa de matar, ni regocijo al morir la persona, este cirujano no ha cometido el acto de matar.
Si las cuatro condiciones están presentes al realizar una acción kármica, esa huella o semilla en la consciencia madurará, produciendo a su vez cuatro resultados o efectos. Para experimentar los cuatro resultados que surgen de una acción completa, podemos necesitar (según las enseñanzas) varias vidas. Aunque los cuatro resultados de algunas acciones maduran en una misma vida.
1. efecto de maduración
2. efecto similar a la causa
3. efecto similar a la acción (o familiaridad)
4. efecto sobre el entorno
Por ejemplo:
Si salvas la vida a una persona;
Como efecto de maduración renacerás en alguno de los reinos superiores.
El efecto similar a la causa, hará que los demás salven tu vida en caso de peligro.
El efecto similar a la acción, hará que de forma natural protejas la vida de los demás.
El efecto sobre el entorno, hará que allá donde renazcas, aunque tengas un mal renacimiento, tu entorno será seguro y sin amenazas.
El Karma tiene cuatro características principales:
1. el karma se incrementa
2. el karma es definitivo
3. el karma no creado no se experimentará
4. el karma no se pierde por si mismo
De la misma manera que una semilla de trigo produce, cuando madura, una espiga que contiene muchas semillas, la energía generada con nuestras acciones se incrementa con el tiempo. La bondad es precursora de una mayor bondad y la malicia es precursora de una mayor malicia. Las impresiones kármicas no se pierden nunca, tarde o temprano la bondad satisface al espíritu y la malicia lo atormenta. En tercer lugar, uno no puede esperar resultados si no ha sembrado las causas.
Por último, las impresiones kármicas en la consciencia nunca desaparecerán (salvo que se purifiquen o destruyan por el poder de una acción mayor) hasta que se experimenten. Pueden pasar siglos, pero cuando las condiciones internas y externas sean apropiadas, el karma madurará y condicionará nuestra experiencia.
El karma puede a su vez ser pesado o ligero dependientemente de diferentes factores:
1. pesado por naturaleza
Las diez acciones están ordenadas de mayor a menor peso asociado al sufrimiento que experimentan los seres que reciben sus consecuencias. La acción dañina más pesada del cuerpo es matar, ya que la vida es lo más preciado por los seres sintientes. Con respecto a las acciones dañinas mentales, la más pesada es las ideas erróneas, ya que las ideas erróneas son el fundamento para cometer todas las acciones dañinas. Después seria el enfado y, por último, el apego.
2. pesado debido a la intención
Cuando la intención de dañar o beneficiar es muy fuerte, aunque hagamos una acción ligera esta se vuelve más pesada.
La Charlatanería es una acción ligera, pero si uno se implica en ella con la intención de dañar a una persona, ésta genera un karma pesado.
3. pesado debido a la acción
Matar animales es una acción pesada, pero si matamos desde el sadismo, o como deporte, el acto de matar será más dañino que si lo hacemos por ejemplo para comer, o para protegernos de los insectos, etc.
4. pesado debido a las bases
No es lo mismo matar a un insecto que a una persona, dependiendo de la base sobre la que actuemos, el Karma será más o menos pesado.
5. pesado por el hábito
La charlatanería es una acción dañina ligera. Sin embargo, si una persona habla y habla todo el día de cosas sin importancia, la acción del habla inútil generará un karma pesado.
6. pesado porque no se ha aplicado ningún antídoto
Una persona que actúa constantemente de forma negativa, generando acciones pesadas de los cinco tipos; las acciones serán cada vez más dolorosas.
¿Cómo purificar el Karma acumulado en la consciencia?
Hay muchas prácticas que purifican el contínuo mental. La meditación en la vacuidad de todos los fenómenos es la más poderosa. Una práctica más cercana es la purificación a través de los cuatro poderes oponentes. Estos neutralizan los cuatro resultados de una acción nociva.
1. el poder de la base
2. el poder de rechazar la acción negativa realizada.
3. el poder de aplicar el antídoto
4. el poder de la determinación o promesa.
El poder de la base se refiere a confiar en las fuerzas espirituales de los budas y demás objetos de refugio. El poder del rechazo se refiere a reconocer las acciones dañinas que hemos realizado y, conociendo sus consecuencias, desear neutralizarlas. El poder de aplicar el antídoto se refiere a una práctica virtuosa especial que debilite el karma dañino. Por último, el poder de la determinación; abstenerse de repetir las acciones dañinas. Los humanos en general realizamos los tres tipos de acciones.
En la cercanía al momento de la muerte el “karma que equilibra” se activará. En el momento de morir se activa el “Karma que empuja” al futuro renacimiento donde el “Karma que complementa” (el renacimiento) madurará.
Ejemplo del karma en una misma vida.
La consciencia visual entra en contacto con una araña; inmediatamente después de esa percepción, la mente reconoce ese animal y lo concibe según su pasado. Si esa persona es un naturalista, experimentará satisfacción, ya que en el pasado admiró esos animales. Su reacción será tal vez admirarla de cerca, dibujarla, estudiarla o cualquier otra acción beneficiosa para ambos. Esas acciones motivadas por mentes beneficiosas, dejarán huellas en su consciencia. Cuando nuestro naturalista vea de nuevo una araña, experimentará el resultado positivo de sus actos del pasado (en relación con las arañas) se volverá a sentir bien y actuará de nuevo desde la satisfacción. Si por el contrario, quien ve a la araña es una persona que detesta los insectos, al reconocerla y concebirla según su pasado, experimentará sensaciones desagradables, actuará matando o alejándose con aversión de la araña para liberarse de su malestar.
Al actuar así, dejará huellas de rechazo en su consciencia. Cuando vuelva a encontrarse con una araña, experimentará de nuevo e incluso incrementado el rechazo que cultivo en el pasado y, de nuevo, actuará erróneamente condenando su futuro. Tal es la rueda de la existencia cíclica. Por ultimo, si la persona que ve la araña no tiene ninguna relación especial con ellas, simplemente la ignorará y se marchará, condicionando su mente con una acción neutra. En el futuro continuará ignorando las arañas.
Según el Budismo, todos los seres sintientes estamos dirigidos por los engaños y el Karma. Una y otra vez repetimos los mismos errores, experimentando sufrimiento o felicidad transitorios, sin conocer la manera de encontrar una felicidad estable. Detener esa rueda de insatisfacción es posible practicando el Dharma. La práctica del Dharma se fundamenta en la observación de la ley del Karma.
Una persona preguntó al Buda:
¿Qué es la práctica del Dharma?
Buda contestó:
“Abandonar todo acto nocivo,
Cultivar todo acto virtuoso,
Y purificar la mente.
Esta es la enseñanza del Buda”.
Según la enseñanza del Buda, la existencia entera está sujeta a las leyes de causa y efecto. Los cinco órdenes de causa y efecto que operan en el universo se entremezclan mutuamente, produciendo la apariencia cambiante y activa de todo lo que existe. Tanto los fenómenos físicos como los mentales surgen debido a las leyes universales de causa y efecto.
Para el Budismo la casualidad o el azar no existen, todo responde a un orden natural de causa y efecto, nada es por suerte o porque sí. Tampoco cree que exista un dios omnipotente moviendo los hilos de la existencia. No acepta la existencia de un destino inamovible ya trazado. Para el budismo todo responde a las leyes universales de causa y efecto.
La experiencia personal de todos los seres sintientes se produce directamente por la ley del Karma, el primero y el más importante de los cinco órdenes activos que gobiernan la existencia. La ley del Karma es la que determina nuestra calidad de vida; condiciona toda nuestra experiencia. La felicidad o el sufrimiento que experimentamos se producen por la ley del Karma, ya que el Karma influye directamente nuestras vivencias.
Los cinco órdenes de causa y efecto son:
1-Karma Niyama (orden de la acción); acción, reacción
2-Utu Niyama ( orden físico); leyes de los elementos inorgánicos.
3-Bija Niyama (orden de semilla); relación semilla fruto, seres orgánicos, la genética.
4-Citta Niyama (orden mental); funcionamiento de las diferentes mentes y las conciencias
5-Dharma Niyama (orden natural); fenómenos naturales especiales producidos por seres realizados.
El primero es el orden de la acción. Esta ley está relacionada con los actos que realizamos a través del cuerpo, el habla o la mente. La ley del Karma es la que determina nuestra experiencia personal en la vida. Karma es traducido literalmente como "acción". Las acciones que realizamos dejan impresiones o huellas en nuestra consciencia (karma). Este karma condicionará nuestra experiencia personal, tanto interna como externamente.
El karma no es una ley moral dictada por un Dios creador, ni una ética perfecta inventada por Buda, el karma es una ley de la Naturaleza. Ningún ser nos castiga o recompensa por nuestras acciones, simplemente "recogemos lo que sembramos", ya sea con o sin conocimiento de ello.
Por ejemplo: si una persona planta semillas de trigo, surgirá un trigal y recogerá de nuevo semillas de trigo. No importa si esa persona sabe o no qué semillas está plantando; si siembra trigo, recogerá trigo, tal es la ley de la Naturaleza. En la ley del Karma (acción) no hay castigos ni recompensas, solo hay consecuencias.
El Dhammapada comienza con los siguientes versos gemelos:
1. "La existencia humana está dirigida por la mente,
Ella es predominante, y en ella todo se fundamenta,
Si uno habla o actúa con una mente malévola,
El sufrimiento le seguirá como la rueda sigue
las huellas del buey".
2. "La existencia humana está dirigida por la mente,
Ella es predominante, y en ella todo se fundamenta,
Si uno habla o actúa con una mente benevolente,
La felicidad le seguirá como la propia sombra,
que nunca nos abandona".
Detrás de cada acción física o verbal, hay un estado mental que impulsa nuestras acciones. Por lo tanto la mente es la impulsora de nuestros actos, y nuestros actos tendrán consecuencias beneficiosas o no en nuestra vida. Por eso, el budismo enfatiza el autoconocimiento y desarrollo de las cualidades beneficiosas de la mente. Porque de ella dependerá nuestra felicidad o sufrimiento.
Existen tres tipos de acciones o karmas.
1. acciones beneficiosas
2. acciones dañinas
3. acciones neutras
Las acciones beneficiosas son aquellas motivadas por mentes beneficiosas y que producen, como consecuencia, felicidad o satisfacción temporales.
Las acciones dañinas son aquellas motivadas por mentes dañinas y que producen, como consecuencia, sufrimiento o insatisfacción temporales.
Las acciones neutras son aquellas motivadas por mentes neutras; éstas como consecuencia no producirán ni satisfacción ni insatisfacción temporales.
Buda habló de las diez acciones no virtuosas, que producen sufrimiento, y por tanto deben ser abandonadas por la persona que busca la felicidad tanto temporal como permanente:
Acciones físicas
1. matar o quitar la vida a otro ser.
2. robar o tomar (sin consentimiento) lo que pertenece a otro.
3. conducta sexual desapropiada
Acciones verbales:
4. mentir
5. difamar o calumniar
6. palabras hirientes o insultos
7. charlatanería o hablar sin sentido
Acciones mentales:
8. el apego
9. el enfado
10.las ideas erróneas
Las diez acciones beneficiosas son las opuestas a las dañinas:
1. proteger la vida.
2. respetar la propiedad ajena (no robar)
3. conducta sexual saludable.
4. hablar desde la verdad.
5. abandonar la calumnia
6. palabras agradables y beneficiosas
7. hablar cosas útiles
8. desprendimiento
9. benevolencia
10.sabiduría
Para que una acción produzca su resultado kármico completo, se necesitan cuatro condiciones. Si faltara alguna de ellas, la acción no se completaría. Estas son:
1. la intención consciente de realizar la acción.
2. realizar la acción.
3. consumar la acción.
4. regocijarse por dicha acción.
De estas cuatro condiciones, la más importante es la intención consciente de querer realizar una acción.
Por ejemplo:
Un cirujano opera del corazón a un enfermo con la motivación de sanar su enfermedad y salvar su vida, pero el paciente, debido a alguna complicación imprevista, muere durante la intervención.
¿Ha creado este cirujano el karma de matar a un ser humano?
Debido a que no hay ni intención previa de matar, ni regocijo al morir la persona, este cirujano no ha cometido el acto de matar.
Si las cuatro condiciones están presentes al realizar una acción kármica, esa huella o semilla en la consciencia madurará, produciendo a su vez cuatro resultados o efectos. Para experimentar los cuatro resultados que surgen de una acción completa, podemos necesitar (según las enseñanzas) varias vidas. Aunque los cuatro resultados de algunas acciones maduran en una misma vida.
1. efecto de maduración
2. efecto similar a la causa
3. efecto similar a la acción (o familiaridad)
4. efecto sobre el entorno
Por ejemplo:
Si salvas la vida a una persona;
Como efecto de maduración renacerás en alguno de los reinos superiores.
El efecto similar a la causa, hará que los demás salven tu vida en caso de peligro.
El efecto similar a la acción, hará que de forma natural protejas la vida de los demás.
El efecto sobre el entorno, hará que allá donde renazcas, aunque tengas un mal renacimiento, tu entorno será seguro y sin amenazas.
El Karma tiene cuatro características principales:
1. el karma se incrementa
2. el karma es definitivo
3. el karma no creado no se experimentará
4. el karma no se pierde por si mismo
De la misma manera que una semilla de trigo produce, cuando madura, una espiga que contiene muchas semillas, la energía generada con nuestras acciones se incrementa con el tiempo. La bondad es precursora de una mayor bondad y la malicia es precursora de una mayor malicia. Las impresiones kármicas no se pierden nunca, tarde o temprano la bondad satisface al espíritu y la malicia lo atormenta. En tercer lugar, uno no puede esperar resultados si no ha sembrado las causas.
Por último, las impresiones kármicas en la consciencia nunca desaparecerán (salvo que se purifiquen o destruyan por el poder de una acción mayor) hasta que se experimenten. Pueden pasar siglos, pero cuando las condiciones internas y externas sean apropiadas, el karma madurará y condicionará nuestra experiencia.
El karma puede a su vez ser pesado o ligero dependientemente de diferentes factores:
1. pesado por naturaleza
Las diez acciones están ordenadas de mayor a menor peso asociado al sufrimiento que experimentan los seres que reciben sus consecuencias. La acción dañina más pesada del cuerpo es matar, ya que la vida es lo más preciado por los seres sintientes. Con respecto a las acciones dañinas mentales, la más pesada es las ideas erróneas, ya que las ideas erróneas son el fundamento para cometer todas las acciones dañinas. Después seria el enfado y, por último, el apego.
2. pesado debido a la intención
Cuando la intención de dañar o beneficiar es muy fuerte, aunque hagamos una acción ligera esta se vuelve más pesada.
La Charlatanería es una acción ligera, pero si uno se implica en ella con la intención de dañar a una persona, ésta genera un karma pesado.
3. pesado debido a la acción
Matar animales es una acción pesada, pero si matamos desde el sadismo, o como deporte, el acto de matar será más dañino que si lo hacemos por ejemplo para comer, o para protegernos de los insectos, etc.
4. pesado debido a las bases
No es lo mismo matar a un insecto que a una persona, dependiendo de la base sobre la que actuemos, el Karma será más o menos pesado.
5. pesado por el hábito
La charlatanería es una acción dañina ligera. Sin embargo, si una persona habla y habla todo el día de cosas sin importancia, la acción del habla inútil generará un karma pesado.
6. pesado porque no se ha aplicado ningún antídoto
Una persona que actúa constantemente de forma negativa, generando acciones pesadas de los cinco tipos; las acciones serán cada vez más dolorosas.
¿Cómo purificar el Karma acumulado en la consciencia?
Hay muchas prácticas que purifican el contínuo mental. La meditación en la vacuidad de todos los fenómenos es la más poderosa. Una práctica más cercana es la purificación a través de los cuatro poderes oponentes. Estos neutralizan los cuatro resultados de una acción nociva.
1. el poder de la base
2. el poder de rechazar la acción negativa realizada.
3. el poder de aplicar el antídoto
4. el poder de la determinación o promesa.
El poder de la base se refiere a confiar en las fuerzas espirituales de los budas y demás objetos de refugio. El poder del rechazo se refiere a reconocer las acciones dañinas que hemos realizado y, conociendo sus consecuencias, desear neutralizarlas. El poder de aplicar el antídoto se refiere a una práctica virtuosa especial que debilite el karma dañino. Por último, el poder de la determinación; abstenerse de repetir las acciones dañinas. Los humanos en general realizamos los tres tipos de acciones.
En la cercanía al momento de la muerte el “karma que equilibra” se activará. En el momento de morir se activa el “Karma que empuja” al futuro renacimiento donde el “Karma que complementa” (el renacimiento) madurará.
Ejemplo del karma en una misma vida.
La consciencia visual entra en contacto con una araña; inmediatamente después de esa percepción, la mente reconoce ese animal y lo concibe según su pasado. Si esa persona es un naturalista, experimentará satisfacción, ya que en el pasado admiró esos animales. Su reacción será tal vez admirarla de cerca, dibujarla, estudiarla o cualquier otra acción beneficiosa para ambos. Esas acciones motivadas por mentes beneficiosas, dejarán huellas en su consciencia. Cuando nuestro naturalista vea de nuevo una araña, experimentará el resultado positivo de sus actos del pasado (en relación con las arañas) se volverá a sentir bien y actuará de nuevo desde la satisfacción. Si por el contrario, quien ve a la araña es una persona que detesta los insectos, al reconocerla y concebirla según su pasado, experimentará sensaciones desagradables, actuará matando o alejándose con aversión de la araña para liberarse de su malestar.
Al actuar así, dejará huellas de rechazo en su consciencia. Cuando vuelva a encontrarse con una araña, experimentará de nuevo e incluso incrementado el rechazo que cultivo en el pasado y, de nuevo, actuará erróneamente condenando su futuro. Tal es la rueda de la existencia cíclica. Por ultimo, si la persona que ve la araña no tiene ninguna relación especial con ellas, simplemente la ignorará y se marchará, condicionando su mente con una acción neutra. En el futuro continuará ignorando las arañas.
Según el Budismo, todos los seres sintientes estamos dirigidos por los engaños y el Karma. Una y otra vez repetimos los mismos errores, experimentando sufrimiento o felicidad transitorios, sin conocer la manera de encontrar una felicidad estable. Detener esa rueda de insatisfacción es posible practicando el Dharma. La práctica del Dharma se fundamenta en la observación de la ley del Karma.
Una persona preguntó al Buda:
¿Qué es la práctica del Dharma?
Buda contestó:
“Abandonar todo acto nocivo,
Cultivar todo acto virtuoso,
Y purificar la mente.
Esta es la enseñanza del Buda”.
El Dharma
Buda, a través de su conocimiento lúcido, experimentó en sí mismo la realidad tal cual és. Abandonó las ideas preconcebidas, fue más allá de las complejas elaboraciones filosóficas y se liberó de las creencias infundamentadas de su cultura, tales como los ritos vacíos y las supersticiones. Buda experimento "el Dharma", la ley de la naturaleza, la realidad desnuda de la existencia.
La palabra Dharma es traducida literalmente como "fenómeno", por lo tanto todo lo que existe es Dharma. Sin embargo, cuando hablamos del Buda-Dharma, estamos hablando de las enseñanzas o camino espiritual mostrado por el Buda, cuyo objetivo es vivenciar directamente el conocimiento de lo que existe. Un conocimiento natural, universal, que tiene infinitos caminos, siendo el Buda-Dharma sólo uno ellos.
El Budismo no es una religión revelada por un Avatar o Profeta enviado por un supuesto Dios creador. Buda no se atribuyó a si mismo un orígen divino. Fue un ser humano que, a través de su trabajo y desarrollo espirituales, experimentó las leyes del universo (Dharma). Buda mostró una enseñanza cercana, natural y pragmática, accesible a cualquier ser humano, independientemente de su estatus social.
Buda alcanzó la iluminación a los 35 años, desde entonces mostró el camino a incontables seres. Enseñaba el Dharma de infinitas maneras, siempre teniendo en cuenta las necesidades y las características personales y únicas de cada individuo. Mostró el camino a hombres y mujeres por igual, a nobles y plebeyos, sanos o enfermos. La enseñanza del Dharma es universal. No importaba la edad de sus discípulos, ni si eran pacíficos o violentos. Buda enseñaba el Dharma inequívoco a todo quien lo pedía, no hacía distinciones de casta o condición social. Enseñó el Dharma hasta el mismo día de su muerte a los 80 años.
No dejó nada por escrito, pero la comunidad de monjes mantuvo viva la enseñanza transmitiéndola oralmente de maestro a discípulo durante más de un siglo. La totalidad de sus enseñanzas se transcribió y revisó totalmente en Sri Lanka (Ceilán) en el año 83 a.C. De ahí surgió el Tripitaka (las tres cestas) un conjunto de textos que condensan todas las enseñanzas budistas; a saber sobre la ética (Vinaya Pitaka), los discursos (Sutra Pitaka) y la cesta de la doctrina última (Abhidharma Pitaka). Estas enseñanzas, conocidas como el Canon Pali, se extendieron por todo oriente: India, Ceilán, Birmania, Tailandia, Camboya, Vietnam, China, Japón, Tibet, Mongolia, Bután, Nepal etc,, dando lugar a muchas tradiciones y escuelas filosóficas.
Las dos principales escuelas o caminos que surgieron de las enseñanzas directas del Buda y que abarcan las diferentes escuelas budistas son: Las escuelas Hinayanas, y las Mahayanas. Ambas se remontan al tiempo del Buda y, aunque diferentes en su metodología y con pequeñas diferencias filosóficas, todas conducen al practicante sincero a la liberación de la ilusión y a la obtención del Nirvana (extinción de la sed o ansia).
La palabra Dharma es traducida literalmente como "fenómeno", por lo tanto todo lo que existe es Dharma. Sin embargo, cuando hablamos del Buda-Dharma, estamos hablando de las enseñanzas o camino espiritual mostrado por el Buda, cuyo objetivo es vivenciar directamente el conocimiento de lo que existe. Un conocimiento natural, universal, que tiene infinitos caminos, siendo el Buda-Dharma sólo uno ellos.
El Budismo no es una religión revelada por un Avatar o Profeta enviado por un supuesto Dios creador. Buda no se atribuyó a si mismo un orígen divino. Fue un ser humano que, a través de su trabajo y desarrollo espirituales, experimentó las leyes del universo (Dharma). Buda mostró una enseñanza cercana, natural y pragmática, accesible a cualquier ser humano, independientemente de su estatus social.
Buda alcanzó la iluminación a los 35 años, desde entonces mostró el camino a incontables seres. Enseñaba el Dharma de infinitas maneras, siempre teniendo en cuenta las necesidades y las características personales y únicas de cada individuo. Mostró el camino a hombres y mujeres por igual, a nobles y plebeyos, sanos o enfermos. La enseñanza del Dharma es universal. No importaba la edad de sus discípulos, ni si eran pacíficos o violentos. Buda enseñaba el Dharma inequívoco a todo quien lo pedía, no hacía distinciones de casta o condición social. Enseñó el Dharma hasta el mismo día de su muerte a los 80 años.
No dejó nada por escrito, pero la comunidad de monjes mantuvo viva la enseñanza transmitiéndola oralmente de maestro a discípulo durante más de un siglo. La totalidad de sus enseñanzas se transcribió y revisó totalmente en Sri Lanka (Ceilán) en el año 83 a.C. De ahí surgió el Tripitaka (las tres cestas) un conjunto de textos que condensan todas las enseñanzas budistas; a saber sobre la ética (Vinaya Pitaka), los discursos (Sutra Pitaka) y la cesta de la doctrina última (Abhidharma Pitaka). Estas enseñanzas, conocidas como el Canon Pali, se extendieron por todo oriente: India, Ceilán, Birmania, Tailandia, Camboya, Vietnam, China, Japón, Tibet, Mongolia, Bután, Nepal etc,, dando lugar a muchas tradiciones y escuelas filosóficas.
Las dos principales escuelas o caminos que surgieron de las enseñanzas directas del Buda y que abarcan las diferentes escuelas budistas son: Las escuelas Hinayanas, y las Mahayanas. Ambas se remontan al tiempo del Buda y, aunque diferentes en su metodología y con pequeñas diferencias filosóficas, todas conducen al practicante sincero a la liberación de la ilusión y a la obtención del Nirvana (extinción de la sed o ansia).
Sunday, 14 September 2008
Buda
Hace aproximadamente unos 2.600 años nació en Kapilavastu (el pequeño reino de los Sakias, situado en la frontera noroeste entre Nepal e India) el príncipe Siddhartha Gotama, un ser humano que iba a convertirse en una de las mayores personalidades espirituales de la historia del mundo. Su padre fue el Rey Suddhodana, cabeza principal del clan de los Gotama, y su madre la princesa Mahamaya, de un reino vecinal perteneciente al clan de los Koliyas. De la unión de estos dos reinos nació Siddhartha Gotama, el Buda (lit. el despierto).
En la antigua India era costumbre entre los nobles consultar a los sabios y astrólogos sobre la vida de los recién nacidos. Así pues el ermitaño Asita (el más sabio del reino) visitó al pequeño príncipe Siddhartha. Analizando los signos que rodearon a su concepción y nacimiento, anunció al rey Suddhodana que el príncipe llegaría a ser: "Rey de Reyes y Maestro de Dioses y Hombres".
Esta espléndida noticia produjo una gran alegría en el corazón del rey, pero también despertó un profundo temor en su espíritu. Que su hijo fuese rey de reyes le enorgullecía, pero que llegara a ser maestro de Dioses y hombres suscitó en él un profundo temor: no aceptaba la idea de que Siddhartha optara por una vida espiritual o religiosa y abandonara sus responsabilidades como futuro rey de los Sakyas. Así pues decidió ocultar al pequeño príncipe todos los aspectos dolorosos de la vida tales como la vejez y la muerte y lo agasajó con toda clase de placeres palaciegos.
El príncipe Siddhartha demostró ya en la infancia poseer una inteligencia privilegiada, algo que llenaba de orgullo al rey Suddhodana, pero realmente lo que le hacia diferente de los demás jóvenes era su carácter afable y benevolente, su gran bondad natural. El pequeño príncipe no participaba demasiado en los juegos bélicos infantiles de la época y a menudo permanecía solo, disfrutando de la naturaleza o en compañía de animales, que no mostraban ningún temor hacia él.
Alrededor de la vida de Buda sucedieron numerosos hechos extraordinarios. Cuando era sólo un niño, un día se encontraba en el jardín de palacio. Súbitamente, una bandada de cisnes salvajes cruzó volando por el cielo y de repente una flecha alcanzó a uno de ellos, que cayó justo a los pies de Siddhartha. El príncipe, lleno de compasión hacia el cisne, decidió curarlo y protegerlo hasta que se curara. Sin embargo, su primo Devadata (otro niño noble que vivía en el palacio), le exigía el cisne que había derribado con su arco. Siddhartha se negaba a dárselo, así que decidieron pedir consejo en la corte y decidir el futuro del ave.
Mientras formulaban sus dudas acerca de quien debía quedarse con el cisne y quién no, llegó a la sala un noble anciano que levantó un profundo respeto entre los cortesanos. El anciano dijo: "Lo que más aprecia un ser viviente es su propia vida, así pues lo justo es que el cisne se quede con aquel que protege su vida". Todos aceptaron gustosamente esa reflexión y el cisne vivió a cargo de Siddhartha. Lo extraño de ese suceso fue que nadie conocía realmente al anciano y nadie pudo encontrarlo nunca más.
A medida que fue creciendo como cualquier humano, disfrutó de todos los placeres temporales de su vida privilegiada. Su padre, viéndolo aún poco entusiasmado como futuro rey, decidió casar a su hijo rápidamente para que se sintiera atado a los hijos. Así Siddhartha tomó como esposa a Yesodara, la hija del rey Suprabuda (monarca vecino). Años más tarde concibió un hijo, pero antes de su nacimiento sucedió lo que despertaría totalmente el amor y la compasión del príncipe.
Una noche, Siddhartha descansaba sobre el regazo de su hermosa esposa contemplando el cielo estrellado. Los músicos tocaban exquisitas melodías y el príncipe pidió una canción especial a las cantantes. Una de ellas comenzó a cantar una canción que hablaba de tierras lejanas y hermosas, donde gentes de diferentes lenguas construían bellas fortalezas etc. Siddhartha se quedó estupefacto: ¿realmente existen lugares más bellos que estos palacios de mi reino? Mucho más bellos, mi príncipe, respondió la cantante, tan bellos que no hay palabras ni sonidos para describirlos. El joven príncipe decidió salir de su palacio para ver con sus propios ojos ese mundo que su padre siempre le había ocultado.
Salió tres veces de palacio; La primera vez descubrió la vejez, la segunda la enfermedad, la tercera vez descubrió la inevitable muerte de todo ser nacido. Estos descubrimientos turbaron profundamente la mente del príncipe: "todos los seres sintientes tienen que nacer, envejecer, enfermar y morir". Mi esposa, hijo recién nacido, todo el reino, el mundo entero sufrirá sin remedio...
Mientras reflexionaba sobre el sufrimiento y surgía en el un amor y compasión inconmensurables, apareció ante el un asceta errante. Este le contó que lo había abandonado todo para buscar la verdad que este mundo engañoso se negaba a ver. El asceta desapareció, y por fin el príncipe Siddhartha supo cual era su misión en la vida. "Dejaré mi hogar, buscaré la verdad y pondré fin a todo el dolor del mundo". Y así, seguro ya de sí mismo, montó en su caballo Kantaka y regresó a palacio. Esa noche, mientras el palacio entero dormía, se despidió secretamente de su esposa e hijo, y abandonó para siempre su reino, iniciando su camino espiritual. Contaba entonces con 29 años.
Como era costumbre en la antigua India, Siddhartha aprendió de grandes maestros indios las técnicas de adiestramiento mental, y realizó por si mismo todos los niveles de concentración conocidos, por lo que continuó su búsqueda, ya sin maestros, acompañado de cinco ascetas errantes que admiraban la determinación y fuerza de Siddhartha. Vivió sin techo, practicando la mortificación del cuerpo durante seis largos años, hasta que quedó demacrado, como un esqueleto viviente.
Un día, mientras estaba meditando cerca del río, pasó frente a él una barca con dos músicos que afinaban un instrumento de cuerda. El maestro le decía al discípulo: "Si dejas la cuerda demasiado floja no sonará bien, si la tensas demasiado se romperá…" Esas palabras hicieron comprender a Siddhartha que el camino de la auto indulgencia retrasaba el progreso espiritual, mientras que el camino de la auto mortificación debilitaban el cuerpo y la mente. Así descubrió el Camino Medio, libre de ambos extremos (Majjimá Patipadá).
Una joven pastora al ver a Siddhartha en ese estado tan lamentable le ofreció un cuenco de arroz con miel. Siddhartha lo tomó, bebió agua y lavó su cuerpo en el río. Descubrió una fuerza vital que ya no recordaba y con una determinación inquebrantable (Adhitthána) se sentó bajo el árbol Bodhi y se dijo a sí mismo: "No me levantaré de este lugar hasta que alcance mi meta, aunque mis músculos o huesos se rompan en mil pedazos, no dejaré mi meditación".
Meditando bajo el árbol de la iluminación, superando todos los obstáculos, experimentó directamente la cesación de todo sufrimiento, obtuvo la paz perfecta, la aniquilación total del ansia, el Nirvana. Tenía entonces 35 años. Se transformó en un Buda, un ser perfectamente despierto a la ilusión del mundo engañoso, y dotado de todas las cualidades bondadosas de un ser iluminado. Vivió hasta los 80 años.
En la antigua India era costumbre entre los nobles consultar a los sabios y astrólogos sobre la vida de los recién nacidos. Así pues el ermitaño Asita (el más sabio del reino) visitó al pequeño príncipe Siddhartha. Analizando los signos que rodearon a su concepción y nacimiento, anunció al rey Suddhodana que el príncipe llegaría a ser: "Rey de Reyes y Maestro de Dioses y Hombres".
Esta espléndida noticia produjo una gran alegría en el corazón del rey, pero también despertó un profundo temor en su espíritu. Que su hijo fuese rey de reyes le enorgullecía, pero que llegara a ser maestro de Dioses y hombres suscitó en él un profundo temor: no aceptaba la idea de que Siddhartha optara por una vida espiritual o religiosa y abandonara sus responsabilidades como futuro rey de los Sakyas. Así pues decidió ocultar al pequeño príncipe todos los aspectos dolorosos de la vida tales como la vejez y la muerte y lo agasajó con toda clase de placeres palaciegos.
El príncipe Siddhartha demostró ya en la infancia poseer una inteligencia privilegiada, algo que llenaba de orgullo al rey Suddhodana, pero realmente lo que le hacia diferente de los demás jóvenes era su carácter afable y benevolente, su gran bondad natural. El pequeño príncipe no participaba demasiado en los juegos bélicos infantiles de la época y a menudo permanecía solo, disfrutando de la naturaleza o en compañía de animales, que no mostraban ningún temor hacia él.
Alrededor de la vida de Buda sucedieron numerosos hechos extraordinarios. Cuando era sólo un niño, un día se encontraba en el jardín de palacio. Súbitamente, una bandada de cisnes salvajes cruzó volando por el cielo y de repente una flecha alcanzó a uno de ellos, que cayó justo a los pies de Siddhartha. El príncipe, lleno de compasión hacia el cisne, decidió curarlo y protegerlo hasta que se curara. Sin embargo, su primo Devadata (otro niño noble que vivía en el palacio), le exigía el cisne que había derribado con su arco. Siddhartha se negaba a dárselo, así que decidieron pedir consejo en la corte y decidir el futuro del ave.
Mientras formulaban sus dudas acerca de quien debía quedarse con el cisne y quién no, llegó a la sala un noble anciano que levantó un profundo respeto entre los cortesanos. El anciano dijo: "Lo que más aprecia un ser viviente es su propia vida, así pues lo justo es que el cisne se quede con aquel que protege su vida". Todos aceptaron gustosamente esa reflexión y el cisne vivió a cargo de Siddhartha. Lo extraño de ese suceso fue que nadie conocía realmente al anciano y nadie pudo encontrarlo nunca más.
A medida que fue creciendo como cualquier humano, disfrutó de todos los placeres temporales de su vida privilegiada. Su padre, viéndolo aún poco entusiasmado como futuro rey, decidió casar a su hijo rápidamente para que se sintiera atado a los hijos. Así Siddhartha tomó como esposa a Yesodara, la hija del rey Suprabuda (monarca vecino). Años más tarde concibió un hijo, pero antes de su nacimiento sucedió lo que despertaría totalmente el amor y la compasión del príncipe.
Una noche, Siddhartha descansaba sobre el regazo de su hermosa esposa contemplando el cielo estrellado. Los músicos tocaban exquisitas melodías y el príncipe pidió una canción especial a las cantantes. Una de ellas comenzó a cantar una canción que hablaba de tierras lejanas y hermosas, donde gentes de diferentes lenguas construían bellas fortalezas etc. Siddhartha se quedó estupefacto: ¿realmente existen lugares más bellos que estos palacios de mi reino? Mucho más bellos, mi príncipe, respondió la cantante, tan bellos que no hay palabras ni sonidos para describirlos. El joven príncipe decidió salir de su palacio para ver con sus propios ojos ese mundo que su padre siempre le había ocultado.
Salió tres veces de palacio; La primera vez descubrió la vejez, la segunda la enfermedad, la tercera vez descubrió la inevitable muerte de todo ser nacido. Estos descubrimientos turbaron profundamente la mente del príncipe: "todos los seres sintientes tienen que nacer, envejecer, enfermar y morir". Mi esposa, hijo recién nacido, todo el reino, el mundo entero sufrirá sin remedio...
Mientras reflexionaba sobre el sufrimiento y surgía en el un amor y compasión inconmensurables, apareció ante el un asceta errante. Este le contó que lo había abandonado todo para buscar la verdad que este mundo engañoso se negaba a ver. El asceta desapareció, y por fin el príncipe Siddhartha supo cual era su misión en la vida. "Dejaré mi hogar, buscaré la verdad y pondré fin a todo el dolor del mundo". Y así, seguro ya de sí mismo, montó en su caballo Kantaka y regresó a palacio. Esa noche, mientras el palacio entero dormía, se despidió secretamente de su esposa e hijo, y abandonó para siempre su reino, iniciando su camino espiritual. Contaba entonces con 29 años.
Como era costumbre en la antigua India, Siddhartha aprendió de grandes maestros indios las técnicas de adiestramiento mental, y realizó por si mismo todos los niveles de concentración conocidos, por lo que continuó su búsqueda, ya sin maestros, acompañado de cinco ascetas errantes que admiraban la determinación y fuerza de Siddhartha. Vivió sin techo, practicando la mortificación del cuerpo durante seis largos años, hasta que quedó demacrado, como un esqueleto viviente.
Un día, mientras estaba meditando cerca del río, pasó frente a él una barca con dos músicos que afinaban un instrumento de cuerda. El maestro le decía al discípulo: "Si dejas la cuerda demasiado floja no sonará bien, si la tensas demasiado se romperá…" Esas palabras hicieron comprender a Siddhartha que el camino de la auto indulgencia retrasaba el progreso espiritual, mientras que el camino de la auto mortificación debilitaban el cuerpo y la mente. Así descubrió el Camino Medio, libre de ambos extremos (Majjimá Patipadá).
Una joven pastora al ver a Siddhartha en ese estado tan lamentable le ofreció un cuenco de arroz con miel. Siddhartha lo tomó, bebió agua y lavó su cuerpo en el río. Descubrió una fuerza vital que ya no recordaba y con una determinación inquebrantable (Adhitthána) se sentó bajo el árbol Bodhi y se dijo a sí mismo: "No me levantaré de este lugar hasta que alcance mi meta, aunque mis músculos o huesos se rompan en mil pedazos, no dejaré mi meditación".
Meditando bajo el árbol de la iluminación, superando todos los obstáculos, experimentó directamente la cesación de todo sufrimiento, obtuvo la paz perfecta, la aniquilación total del ansia, el Nirvana. Tenía entonces 35 años. Se transformó en un Buda, un ser perfectamente despierto a la ilusión del mundo engañoso, y dotado de todas las cualidades bondadosas de un ser iluminado. Vivió hasta los 80 años.
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